El área digital de ACME Inc. tenía un conocimiento sólido sobre agilidad, aplicando marcos de trabajo, metodologías, artefactos y ceremonias con cierta solidez. Tomaban un poco del modelo Spotify, un poco de Scrum, un pincelazo de SAFe, Kanban, S@S, etc. Estaban todos “al día”, con los tecnicismos, entrenamientos y certificaciones del momento. Sin embargo, los resultados no mejoraban.
Ricardo, líder de un equipo digital, sentía que el trabajo se multiplicaba y los tiempos no se reducían. Así, aprovechó un foro para preguntar a toda su área: “¿Por qué seguimos entregando el producto en este formato si las encuestas de los clientes dicen claramente que solo quieren algo más SIMPLE?”.
Esta pregunta es reveladora. Si bien ACME Inc. procuró adoptar un enfoque ágil, se olvidó de los mecanismos para medir su impacto en el principal stakeholder de todo negocio: el cliente.
Gestionar productos valiosos
La agilidad puede ser un habilitador que acelera nuestra respuesta al cambio, pero es insuficiente si sólo se centra en una parte del proceso, en un área o en un solo equipo. No se trata de crear equipos “ágiles”. Menos aún, de gestionar backlogs que no responden a las necesidades del cliente.
Y allí entra la gestión de productos, que incluye a todos los actores del flujo de valor que generan impacto: finanzas, marketing, soporte, operaciones, etc. Haciendo trabajar a ¡todas las áreas, no solo a una!
Una gestión de productos altamente efectiva primero define el desafío a resolver. Luego, elige la mejor forma de trabajo para abordar aquel desafío. Valida múltiples hipótesis e indicadores hasta lograr hacer fit con la forma más eficiente de respuesta y de mayor impacto.
De esa forma, construirás lo correcto, de forma correcta y en el menor tiempo posible.
3 claves para maximizar el valor
Entonces, ¿cómo lograr una gestión de producto con alto valor?
Construir lo correcto:
Define y trabaja en un problema suficientemente atractivo para tus clientes (actuales y potenciales). A continuación, valida que la solución sea técnicamente factible y económicamente viable. Técnicas como Design Thinking, Design Sprint, Lean Startup y Mobius Loop, te ayudarán a definir esos dolores de tus clientes.
Una vez definidos, usa la matriz de impacto y esfuerzo para identificar Quick Wins y empezar a entregar valor de forma rápida. Una alternativa que te recomiendo explorar es la priorización por MoSCoW.
De la forma correcta:
¿Estos desafíos definidos son conocidos, complicados o complejos? Usa tu experiencia y habilidad para probar la hipótesis rápidamente. ¡Ojo! Si conoces las necesidades a profundidad, no reinventes la rueda y organiza al equipo para desarrollar la solución de la forma más eficiente. Y, si no conoces el desafío a profundidad, enfoca al equipo en una exploración con el método científico.
Definida la hipótesis de negocio, ejecuta experimentos rápidamente para validarla. Lean Startup plantea un marco muy bueno para ello. Solo recuerda que, usualmente, tendemos a subestimar la complejidad de las necesidades de nuestros clientes (que, de por sí, son naturalmente diversas). Por lo tanto, aun si crees entenderlas a profundidad, incorpora algunos experimentos para validarlas.